26.9.11

Los habitos.



LOS HÁBITOS.
“El fracaso comienza cuando cesa el esfuerzo”.
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         En cualquier actividad de la vida es importante aprender a generar o modificar hábitos de comportamiento.


         Así, si usted quiere dejar de fumar por ejemplo, el resumen de este problema es lograr la modificación de un hábito. Es -por mi experiencia- una cuestión más de  tipo habitual que toxicológica.

         Si usted quisiera dejar de tomar alcohol, salvo los enfermos, también debe lograr la modificación de un hábito, aún que el problema, sabemos, es más complejo.

         A veces los hábitos pueden o deben sustituirse por otros hábitos, y otras veces eliminarse simplemente. El cigarrillo no tiene sustitución mientras que el alcohol puede sustituirse por agua. Esto es, el hábito de sentarse a la mesa y tomar varias copas de vino puede sustituirse, con esfuerzo,  por tomarse varias copas de agua. Hasta que dejamos de pensar en el vino y no lo necesitamos más.


         Si usted quiere puede practicar la generación de hábitos inofensivos o saludables. Le doy  tres ejemplos y practique. Uno es formarse el hábito de cerrar las puertas que dan al exterior de su vivienda con llave cada vez que usted queda adentro. No importa si da al patio. Cierre con llave. Verá con el paso del tiempo que le es inevitable echar llave cada vez que cierra la puerta. Aunque no tenga sentido hacerlo porque en un momento saldrá nuevamente por allí. Ha generado un hábito útil vinculado a la seguridad.

         Otro  ejemplo es el siguiente. Cuando usted pela zanahorias para hacer cualquier comida (sopas, ensaladas, etc.) después de peladas, lávelas. Usted dirá para que si le saqué la cáscara. No tiene sentido y tiene razón. Pero hágalo cada vez que pele zanahorias y verá  con el tiempo que lo hace sin pensar ni cuestionárselo. Ha generado  un hábito inofensivo y saludable.

         Un último ejemplo es la salud bucal. Si usted tiene el hábito de limpiarse los dientes  a la mañana cuando se levanta, y después de una siesta, debe modificarlo. Lávelos antes de ir a dormir, tanto a la noche como a la siesta, o después del almuerzo y la cena que es lo correcto. Verá que en pocos días lo logrará sin mayores esfuerzos.


         Estos ejemplos nos sirven para cuantificar la importancia de los hábitos. Usted nunca podrá dejar de fumar o de comer mal si no comprende lo que es un hábito y de la fuerza de voluntad que hay que aplicar para modificarlo.

         Y en la misma línea y sentido es importante, ahora que lo entiende, que si no generamos el hábito de salir a caminar – y ésta generación requiere a veces de mucha voluntad – al poco tiempo vamos a abandonar.

         Cuando usted logre instalar el hábito del ejercicio físico en su vida, verá que cada día que pasa  tratará de alcanzar nuevos objetivos. Y cada nuevo objetivo que alcance se sentirá mejor y será más feliz.



         Y obviamente el hecho de poder empezar a dominar los hábitos, le permitirán ir modificando de a poco todo su esquema nutricional. Podrá ir sustituyendo alimentos que aumentan de peso, por otros que son más sanos y nutritivos.

         Porque en definitiva estamos tratando de lograr dos cosas: incrementar el hábito del ejercicio físico (hábito saludable) y disminuir o modificar fuertemente el hábito de una alimentación incorrecta (hábito no saludable). A medida que pasa el tiempo no solamente es más fácil mantenerlos sino que además es más sencillo incrementar las exigencias en los dos. E incrementar las exigencias no es –aquí- sinónimo de sufrimiento. Por el contrario el cuerpo reflejará sus mejoras y usted realmente querrá por propia voluntad hacer el esfuerzo siguiente para verlo aún mejor.


Pero mantener el hábito, reitero, necesita de un esfuerzo de voluntad. Que obviamente verá, con los resultados,  que valen la pena.

         Recuerde que solamente el  hábito mata a la excusa. Y a la voluntad hay que educarla todos los días.

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